Voluntarios con Don Bosco, CDB

El rostro de Don Bosco muestra cada día nuevas facetas. Las nuevas yemas son signo de la vitalidad y enriquecen a toda la Familia. Los Voluntarios de Don Bosco, CDB, representan una parte de novedad y vitalidad.

El Espíritu Santo está al inicio de todo. De El viene el desarrollo de toda historia, que es parte de la historia de salvación.

Comienzos

En los años 80, en el corazón de varios jóvenes, en varias partes del mundo, surge el deseo de una consagración total al Señor, según el espíritu salesiano, a ser vivida en el mundo, en la secularidad, y con modalidad masculina.

Sorprende el hecho de que esta voluntad y la modalidad de consagración secular nacen contemporáneamente en varios grupos de jóvenes, que sin embargo no se conocen entre ellos.

Roma 1993

Del 15 al 29 de diciembre de 1993, en Roma se encontraron algunos jóvenes procedentes de Paraguay, Venezuela, Malta e Italia para poner en común sus experiencias y estudiar lo que se debería hacer. Se comienza a poner las bases de lo que podría ser un Instituto secular salesiano masculino.

ROMA 1994

El giro, si así se puede definir, llega en 1994: nacen oficialmente los Voluntarios con Don Bosco (CDB). Del 12 al 18 de septiembre en la casa generalicia de los SDB, Roma, se tiene una reunión durante la cual siete jóvenes emiten su primera profesión “cualificándose” como CDB. Es determinante la presencia del Rector Mayor Don Viganó. Toma forma el naciente Instituto Secular.

Son redactadas las que aún hoy son las Constituciones “ad experimentum” y trazadas las líneas guía sobre las que los diversos miembros y grupos se mueven.

Don Egidio Viganò afirma en la ocasión: “Deberán ser los descubridores del fundador Don Bosco, para comprender al Espíritu Santo, para ver en qué cosa históricamente el Espíritu Santo ha hecho aparecer esta su iniciativa para bien de la Iglesia”.

El 12 de septiembre de 1994, fecha mariana, es determinado como día de la fundación.

24 DE MAYO DE 1998
  • Reconocimiento como “Asociación pública de fieles laicos” Otra fecha de fundamental importancia es la del 24 de mayo de 1998.

    Llega la aprobación eclesial de los CDB. Con decreto del Arzobispo de Caracas, Mons. Ignacio Velasco García, es erigida como Asociación pública de fieles laicos; son aprobadas las Constituciones y se especifica que la Asociación tendrá, en cuanto sea posible, la forma inicial de Instituto Secular. El primer asistente eclesiástico, nombrado por el Rector Mayor, es el P. Corrado Béttiga.

  • Llega la aprobación eclesial de los CDB. Con decreto del Arzobispo de Caracas, Mons. Ignacio Velasco García, es erigida como Asociación pública de fieles laicos; son aprobadas las Constituciones y se especifica que la Asociación tendrá, en cuanto sea posible, la forma inicial de Instituto Secular. El primer asistente eclesiástico, nombrado por el Rector Mayor, es el P. Corrado Béttiga.
  • La Primera Asamblea Internacional a fines de diciembre de 1999, se desarrolla en Roma. Es elegido el Responsable Central y el Consejo Central. Son oficialmente indicados los grupos y se trabaja en forma detallada para preparar un plan de formación para los miembros.

    El reconocimiento de la Asociación y las Constituciones ayuda a comprender la identidad, el espíritu y las finalidades de nuestro grupo.

Identidad del voluntario

Los Voluntarios son laicos consagrados salesianos.

  • Laicos conscientes de su propia consagración bautismal que, para responder a una llamada especial, radicalizan esta consagración, por medio de la profesión de los consejos evangélicos y se comprometen a vivir, como Cristo, un amor casto, pobre y obediente. No se separan del mundo, de su propio ambiente, del trabajo y de la familia, sino que trabajan aportando la plenitud de su radical elección de amor. Viven la vocación de secuaces consagrados en el espíritu salesiano de Don Bosco. Descubren a Dios y lo contemplan en el rostro de cada hombre.

    Tienen una atención especial por los jóvenes, sobre todo por los más pobres y abandonados, las vocaciones y las misiones.

    Hacen propia la ascética salesiana que se apoya en el trabajo y la templanza que, como dice Don Bosco, “son dos medios con los que lograremos vencer todo y a todos”.

    “El trabajo hace que nos sintamos unidos a Cristo que en el trabajo de cada día actúa por su Padre en la realización de su voluntad. La templanza es vivida como dominio de sí en vistas a donarse a los demás”.

  • Espíritu Salesiano

    La referencia esencial es a Don Bosco, a su vida, a su experiencia, a su riqueza espiritual. Don Egidio Viganó nos ha dejado una consigna: “Yo digo: Don Rinaldi debe inspirar su lectura de Don Bosco, pero a Don Rinaldi déjenlo para las Voluntarias. Está hecho para ellas. Vayan directamente a Don Bosco, con fuerza”.

  • El Instituto en la Familia Salesiana

    Reconocemos que somos portadores del carisma de Don Bosco y estamos insertos en la Familia Salesiana. Nuestra secularidad consagrada salesiana se inspira y orienta en su espíritu, en su proyecto apostólico y en su estilo pastoral.

    Reconocemos al Rector Mayor sucesor de Don Bosco, como centro de unidad y padre común, responsable de la unidad en el espíritu y de la fidelidad en la misión común. Vivimos en comunión con los diversos grupos de la Familia Salesiana, y en relación particular con los grupos laicos, especialmente con las voluntarias de Don Bosco.

    La congregación salesiana, por el patrimonio espiritual y la riqueza apostólica que custodia y alimenta, es para nosotros, en el respeto de las características y autonomías recíprocas, una fuente viva de autenticidad y un estímulo en la fidelidad al carisma.

    Las voluntarias de Don Bosco, con las que compartimos específica secularidad consagrada salesiana, las sentimos como “hermanas mayores”.

  • Presencias en el mundo

    Los CDB están presentes en diversas naciones del mundo: Argentina, Francia, Honduras, El Salvador, Italia, Malta, Paraguay, Perú, República Checa, Venezuela.

    El número de los miembros con consagración no es grande, pero los Voluntarios han tenido hasta ahora un continuo crecimiento.

    Lo que nos hace alegrarnos y agradecer incesantemente a Dios es la vitalidad que se ‘respira’ en los grupos.