19 de septiembre - San Jenaro de Nápoles

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San Jenaro nació en el siglo III en Nápoles, Italia, Patrono y santo obispo mártir para las iglesias católica y ortodoxa. Fue obispo de Benevento (en la región de Campania, Italia) en el siglo III y, de acuerdo con la tradición, se llamaba Prócolo y pertenecía a la familia Patricia de los Ianuarii, consagrada al dios Jano. En el año 305, durante la persecución de Diocleciano y Maximiano, siendo obispo de Benevento Jenaro es encarcelado, junto con los amigos que le acompañan, por los soldados del gobernador de la ciudad. Sus captores intentan convencerlo para que reniegue de su fe, pero al no conseguirlo le introducen en un horno de donde sale sin daño alguno, sin que ni siquiera sus ropas sufran el rigor del fuego. Finalmente, ante tales hechos, deciden llevarlo con los demás cristianos a la plaza Vulcana para ser decapitados. Con él fueron martirizados los diáconos Sosio, Próculo Januarii y Festo. La fama que goza san Jenaro se debe a un hecho, considerado "prodigio", que se obra todos los años en Nápoles el 19 de septiembre, aniversario de su muerte. La tradición se produce desde hace 400 años, consiste en la licuefacción de la sangre del santo. A veces se suelen producir licuaciones en visitas de algunos Papas de la Iglesia católica. El 25 de julio de 2015 durante la visita a Nápoles del Papa Francisco, al besar este la ampolla que contiene la sangre, esta se licuó. El cardenal napolitano Crescenzio Sepe calificó el hecho de milagro y que la licuación era "la señal de que San Jenaro ama a Francisco"..