23 de junio - San José Caffaso

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A pesar de no haber durado su existencia cincuenta años, llenó de fruto espiritual y de testimonio cristiano su paso por el siglo XIX y dejó estela de singular santidad rompedora de moldes acuñados y ejemplar para el resto del tiempo. Nació el 15 de enero del año 1811 en Castelnuovo Don Bosco, que entonces se llamaba Castelnuovo d’Asti. Cristalizó su deseo de consagrarse a Dios en los principios del verano de 1827, cuando estrenaba su juventud, comenzando a vestir el traje talar. Hizo los estudios filosóficos y teológicos preparatorios al sacerdocio que se le confirió el 21 de setiembre de 1833. Frente a la práctica religiosa antipática y a la pastoral sacramental rigorista imperante en su época, allí se entresacan los filones de la vida espiritual católica de todos los tiempos. Con trazos seguros y vivos se enseña, recuerda y habla del fin de esta vida, del valor del tiempo, de la salvación del alma y de la lucha contra el pecado; con naturalidad se tratan las verdades eternas, la frecuencia de los sacramentos, el despego del mundo... y todo ello en clima de cordialidad, de sano optimismo y de confianza en la bondad de Dios manifestado en Cristo; por eso, se adivina que la religión ha de ser el continuo ejercicio de amor para acercarse al Dios lleno de infinita bondad y misericordia de quien debe esperarse siempre todo el perdón. Con formas nuevas, la piedad resulta agradable y fuente de permanente alegría cristiana. Así se da sentido al cuidado de las cosas pequeñas y en la misma mortificación corporal se descubre el verdadero sentido interior que encierra en cuanto que la renuncia al gusto no es más que liberación del amor y unión más perfecta con Dios. Pero, además, se le llamó «el padre de la horca» y el «consejero de los inciertos». La primera paráfrasis calificativa recuerda a los sesenta y ocho condenados a la pena capital que asistió en el último tramo de su vida sin que ninguno se resistiera a la Gracia, por más que -llanamente- algunos fueran verdaderos monstruos de maldad. La segunda hace referencia a las incontables horas de confesonario donde impartía el perdón de Dios y aconsejaba a importantes y sencillos que decidían guardar cola para encontrar consuelo y orientación cristiana.Hay que resaltar la influencia que José Cafasso ejerció en san Juan Bosco, algo más pequeño que él, cuando José era un joven y Juan un niño y cuando, más tarde, le facilita fondos económicos para ayudarle en la obra evangelizadora que comenzaba para el bien profesional y cristiano de la juventud. No se puede dejar de mencionar ni por olvido que en la tierra tuvo tres amores: Jesús Sacramentado, María Santísima y el Papa.Murió santamente el 23 de junio de 1860 y lo canonizó Pío XII en el año 1947. Encontró a Dios y le sirvió en el cumplimiento ordinario del ministerio sacerdotal, viviendo fielmente a diario -y esto es lo heroico- su entrega.