18 de junio - San Marcelino de Roma

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Se desconoce su fecha de nacimiento; fue elegido el 30 de junio de 296; murió en el 304. Según el “Liber Pontificalis” era romano, hijo de un tal Proyecto. El Catálogo Liberiano de Papas (ed. Duchesne, “Lib. Pot.” I, 6-7) da el 30 de junio como el día de su elección, y los años 296-304 como el período de su pontificado. Estas fechas, aceptadas por el autor del “Liber Pontificalis” son verificadas por esa fuente antigua. No nos ha llegado nada respecto a las actividades de este Papa en su papado de ocho años. Sabemos por el epitafio del diácono romano Severo en la catacumba de Calixto (De Rossi, “Roma Sotterranea”, III, 46 tav. V) que en ese tiempo se estaban construyendo nuevas cámaras en el cementerio principal de la IglesiaRomana. Severo dice que había separado un cubículo doble con luminare y arcosolium, "jussu papæ sui Marcellini". Esto sucedió antes del estallido de la gran persecución de Diocleciano; pues durante ésta la Catacumba de Calixto fue confiscada, al igual que los demás lugares de reunión públicos de la comunidad romana. De Rossi asume que los cristianos obstruyeron las galerías principales de la catacumba en ese tiempo, para evitar la profanación de las numerosas tumbas de los mártires enterrados allí. La persecución de Diocleciano, cuyos severos edictos contra los cristianos fueron ejecutados por Maximiano Herculio, causó la mayor confusión en la Iglesia Romana después de 303. Marcelino murió en el segundo año de la persecución y, con toda probabilidad, de muerte natural. Ninguna fuente confiable de los siglos IV y V lo mencionan a él como un mártir. Su nombre no aparece tampoco en la lista de mártires u obispos en el “Cronógrafo” romano del año 354. Tampoco es mencionado en el “Martyrologium Hieronymianum”. El “Marcellinus episcopus” del 4 de octubre en el “Codex Bernensis” (ed. De Rossi-Duchesne, 129) probablemente no es idéntico al Papa. Al mencionar a Marcelino, Eusebio de Cesarea usa una expresión obscura; el sólo dice: “la persecución también lo afectó” (‘òn kaì a’utòn kateílephon ‘o diogmòs, Historia de la Iglesia, VII.32). De esto obviamente podemos concluir que el Papa no sufrió martirio, de otro modo Eusebio lo hubiera establecido claramente. Incluso hubo informes posteriores en circulación que lo acusaban de haber entregado los libros sagrados después del primer edicto, o aun de haber ofrecido incienso a los dioses, para protegerse de la persecución. Pero las fuentes en las que se establece este reproche son muy cuestionables. La teoría que cobra mayor peso es que efectivamente ofreció incienso a los dioses, pero luego se arrepintió y por tal arrepentimiento fue decapitado. Los cristianos de Roma veneraban la tumba de Marcelino desde una fecha muy temprana como mártir de la época.