4 de abril - San Benito Massarari

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Benito de san Filadelfo, llamado el Negro o el Moro, porque era hijo de padres africanos y esclavos que trabajaban en una propiedad cercana a Messina. Siciliano de nacimiento, nació también como ellos en la esclavitud y se sabe que de niño fue pastor. Su amo le dio la libertad; compró un par de bueyes con sus ahorros y trabajó por su cuenta. A los veintitantos años se unió a un grupo de eremitas franciscanos, convirtiéndose a partir de entonces en un fidelísimo seguidor del ejemplo del santo de Asís. Más adelante en su vida se le ve hecho todo un franciscano en el convento llamado Monte- Pellegrino, a poca distancia de Palermo. Eso sí, como no ha aprendido a leer ni a escribir, trabaja en la cocina de los frailes como hermano lego. La singularidad de Benito estriba en que, además de ser buen cocinero, es admirable por su piedad, por su humildad y por las curaciones milagrosas que prodigaba. En el año 1578, los frailes le eligen superior del convento a pesar de ser sólo lego y no tener conocimientos de letras ni experiencia en el gobierno. Más tarde pasó a ser maestro de novicios y, según cuentan, otra vez cocinero, que era lo que él amaba. Fue, en el sentido más estricto, un santo entre pucheros. ¿Qué importa el color? La gente enferma asaltaba la cocina conventual, la del Negro, para pedirle la curación por su rezo infalible y su gesto de taumaturgo entre los humos del fogón, los olores de las ollas, el vaho de las cacerolas y las mondas del día. Fue un hombre de una bondad extraordinaria y de una oración sublime.