18 de febrero - San Eladio de Toledo
Su padre llevó antes que él su nombre y ocupaba un cargo importante en la Corte.
En familia de buenos cristianos nació Eladio, en Toledo, pasando la segunda mitad del siglo VI.
Llega a sobresalir tanto en el cuidado de los negocios y tan merecedor es de confianza que el rey lo nombra administrador de sus finanzas ¡un antecedente de los ministros de Hacienda de hoy!
No se le sube a la cabeza de mala manera el honor, ni las riquezas, ni el poder que su cargo conlleva.
Desde siempre era conocida su devoción y la fidelidad a las prácticas de vida cristiana. San Ildefonso dice de él que «aunque vestía secular, vivía como un monje». Y no le faltaba razón, porque frecuentaba el retiro monacal del monasterio Agaliense próximo a Toledo y algo se le pegaría.
Entre los afanes de las cuentas, recaudaciones, ajustes y distribución de dineros le llega la hora de la vocación a cosas más altas. Con voluntad desprendida deja bienes, afanes terrenos, comodidades, familia y mucho honor.
Tomado hábito, a la muerte del abad, los monjes le eligen para esa su misión.
Se resiste Eladio a aceptar la distinción de arzobispo, pero la silla toledana necesita un sucesor después de la muerte de Aurasio.
Como obispo no puede olvidar a los más necesitados en lo material porque sin caridad no hay cristianismo creíble.
Aún tuvo más entresijos su vida; negoció delicadamente con Sisebuto la ardua cuestión que planteaba la convivencia diaria entre las comunidades de judíos y cristianos que era fuente permanente de conflictos religiosos y de desorden social.
Murió el 18 de febrero del año 632.