29 de Octubre - Beato Miguel Rúa

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Miguel Rúa nació en Turín (Italia) de una modesta familia. Hizo sus estudios de primaria con los Hermanos Cristianos que lo apreciaron mucho. Resultó que al Instituto de los Hermanos iba San Juan Bosco a confesar y los alumnos se encariñaron de tal manera con este amable santo que ya no aceptaban confesarse con ningún sacerdote que no fuera él. Rúa fue uno de los que se dejaron ganar totalmente por la impresionante simpatía y santidad del gran apóstol. Rúa fue el primer alumno de Don Bosco, ordenado de sacerdote, se quedó a colaborarle en su obra. Fue también el primer director de colegio salesiano y el hombre de confianza que acompañó durante 37 años al gran apóstol en todas sus empresas apostólicas. En él depositaba San Juan Bosco toda su confianza y era en todo como su mano derecha. Cuando el Padre Rúa fue nombrado para ser director del primer colegio salesiano que se fundaba fuera de Turín, le pidió a su maestro Don Bosco que le trazara un plan de comportamiento. Este sea su plan de comportamiento: “Adquirir un modo de ser amable y bondadoso”. Miguel Rúa conservó toda su vida estos consejos y llegó a practicarlos de manera admirable. En 1888 al morir el santo San Juan Bosco, Rúa quedo elegido como Superior General de los salesianos y en los 22 años que dirigió la Congregación Salesiana. Su exactitud era admirable. Siempre amable y bondadoso, comprensivo con todos y lleno de paciencia, pero exactísimo en el cumplimiento de todos sus deberes. Al principio del año 1910, el Padre Rúa fue a Sicilia a visitar un colegio salesiano y un antiguo discípulo suyo, al verlo le dijo: "Ay padre, ¿por qué se ha envejecido tan exageradamente?". El santo sacerdote palideció y se preparó para bien morir. El 6 de abril de 1910, después de exclamar: "Salvar el alma, eso es lo más importante", expiró santamente. Había dedicado su vida con todo su corazón a comunicar el amor de Dios según el carisma que recibió de San Juan Bosco.